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miércoles, 13 de abril de 2016

IX.- Cloe quiere... liderar

Cloe recuperó su línea y se mantenía fuerte, 
tanto que no temía a ninguna otra gallina 
del gallinero. Es más, las  ignoraba y
 le importaba un pimiento lo que
 pasara con ellas mientras
ello  no le afectase 
personalmente.


CLOE QUIERE LIDERAR
Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al pie


Cualquiera que no se dedique a la avicultura diría que todas las gallinas son iguales pero, como pasa con las personas, no es así.
Sí, estoy hablado de algo un tanto complicado de abordar, estoy hablando de individualidades, pero también de razas, algo que entre las gallinas es importante.
En la granja de Cloe había tres grupos bien diferenciados. Como gallinas eran consideradas todas con iguales deberes y derechos, pero entre ellas siempre había aquello de…
- Yo soy diferente
Aunque quería decir
- Yo soy superior
Pues a lo que íbamos, existían gallinas: Negras de raza Castellana y de raza Blanca del Prat.
Cloe no pertenecía a ninguna de esas dos razas, como muchas otras de aquella granja, era producto de mezcla y no pretendía establecer comparaciones entre unas y otras en términos de superioridad o inferioridad, todas le daban igual y no tenía ningún sentimiento de pertenencia a un grupo u a otro, porque consideraba que sus particularidades individuales las hacían diferentes entre ellas pero, de ningún modo, superiores.
Es más, tal como pasa con los seres humanos, incluso dentro de un mismo grupo étnico, todos eran diferentes en algo y eso enriquecía al grupo, pero nadie tenía derecho a sentirse superior a otro por ese motivo. Sin embargo algunos esgrimían absurdos e hipotéticos privilegios y lo mismo pasaba entre las gallinas.
En el gallinero hacía tiempo que reinaba un mal ambiente, no es algo que preocupase demasiado a Cloe, de hecho no le preocupaba nada, ella iba a la suya, además la preocupación era una de esas muchas cosas que tampoco tenían cabida en su pequeño cerebro.
Pero al cabo del tiempo, en aquel gallinero se respiraba una atmósfera irrespirable, cosa absurda y al mismo tiempo incómoda.
Todo aquello llegó a las orejas de Muuriel, quien hizo llamar a Cloe y le preguntó:
- ¿Ya sabes lo que está pasando en tu gallinero?
- ¿Pasar?, pues… lo de siempre.
- ¿Ya sabes qué pasa entre las blancas y las negras?
- Que se andan picoteando unas a otras, pero eso entre ellas es normal, ya se apañarán.
- Sí, pero ¿has oído que ya empiezan a picotear a las mezcladas como tú?
- ¿Y a mí qué?
- Que un día te tocará a ti y entonces vendrás a mí quejándote, pero ya no habrá remedio, cuando las masas se desmandan no hay quien las pare ni quien les haga razonar.
- ¡Eso sí que no! ¡A mí que no se me acerquen! Ya sé mantener las distancias y también sé picar, aparte de que estoy muy en forma.
- Ya entramos en la espiral de la violencia. No, Cloe, la cosa es que hay que atajar esto antes de que vaya a más. ¿No conoces tú a alguna lideresa de las mezcladas?
- ¿Lideresa?
- Sí, alguien que tenga un cierto ascendiente sobre todas ellas, alguien a la que puedan escuchar.
- ¡Pues claro! ¡Yo misma! A mí me conocen todas y he sido famosa, aunque ya no recuerdo por qué, pero famosa.
- Afortunadamente, y te recomiendo que sigas sin intentar recordarlo. Pues bien; te sugiero que las reúnas a todas y les hagas ver que por este camino no se llega a nada bueno, y que si acabáis todas picoteadas no serviréis de nada y os reemplazarán a todas por otras nuevas y de otra raza menos belicosa.
Y Cloe se marchó entusiasmada con su nuevo objetivo y pensando que, por una vez, Muu no la había reñido por intentar algo, sino que encima la había incitado a hacerlo.
Y pensó mucho, lo máximo que puede pensar una gallina, y preparó la estrategia.
Estuvo horas y horas cazando y acopiando alimentos varios hasta que tuvo una buena provisión y, entonces, hizo correr la voz de que habría una reunión en el gallinero. No excluyó a ningún grupo y advirtió que al finalizar habría un pica pica. Así se garantizaba la plena asistencia, porque las gallinas siempre están dispuestas a tragar cualquier cosa, aunque ella pretendía especialmente que tragaran sus palabras. De no ser por el reclamo del pica pica es posible que se hubiera encontrado sola en el gallinero.
Y llegó el momento. Allí estaba todo el averío, sin faltar ni una: blanca, negra o mezclada.
Cloe se subió al palo más alto y comenzó a decirles:
- Tengo entendido que aquí tenemos algunas de picotazo fácil.
- Sí, sí – se oyó un coro de mezcladas.
- La jerarquía y la superioridad de unas gallinas sobre otras siempre se ha demostrado así – dijo una negra que parecía liderar a su grupo.
- ¿Y quién os ha dado esa jerarquía y superioridad? Aquí todas somos iguales ante los amos, y la que no, puede ir a la olla.
- Es que esas negras tienen la culpa de todo - dijo otra que parecía ser la portavoz de las blancas.
- Ya estamos buscando culpables ajenos a las faltas propias. Y ellas dirán que vosotras las blancas sois las culpables.
- ¡Eso, eso! – gritaron las negras – ellas empezaron.
- Pues eso se tiene que acabar porque, en caso contrario, vamos a ser las mezcladas las superiores, ya lo somos en número, y os vamos a freír a picotazos. ¿Queréis eso?. Así que id bajando esos humos de raza y dedicaros a vuestras labores en lugar de fastidiar al prójimo, o les diré a mis compañeras que ataquen.
- ¡Sí, sí! - se oyó a un numeroso grupo de mezcladas.
- Pues bien, si vuestras cortas entendederas lo han asimilado, ya podéis ir en paz al pica pica, que eso es mejor que andar picoteando a otras gallinas.
Cloe quedó muy satisfecha de su actuación. Era la lideresa, no sólo de las mezcladas, sino de todo el gallinero, puesto que habían aceptado sus órdenes y su nada velada amenaza disuasoria.
Pasó un tiempo en que no volvieron a producirse agresiones, la vida transcurría plácida en la granja y la producción de huevos era óptima. Pero, como las gallinas ya sabemos que tienen tanta memoria como capacidad craneana, bastó que una negra se adelantara y cazara un saltamontes antes que una blanca, que adujo haberlo visto primero, para que volvieran las hostilidades.
Cloe las volvió a reunir y les dijo:
- Habéis vuelto a las andadas y esto es malo para todas, no solo para vosotras las blancas y las negras. Si fuera sólo para vosotras no me importaría. Nosotras las mezcladas no os necesitamos para nada a vosotras las “de raza”. Pero lo malo es que nos tocará pagar también el pato.
- ¿Qué pato?, ¿el de la laguna? - dijo una graciosa de raza negra.
- No; quiero decir que nos tocará pagar las consecuencias a todas.
- ¡No! ¡de ninguna manera! - gritaron las mezcladas.
- Pues para que sepáis lo que nos puede esperar si seguís con vuestras absurdas riñas, os tengo que contar algo que Woffe ha escuchado a los amos. No os lo quería contar para no espantar a nadie, es muy horrible. Decían los amos que eso de tener varias razas juntas estaba resultando un problema.
- ¡Eso, eso! ¡Que se marchen las negras!
- ¡Que se marchen las blancas!
- Tenéis razón, pero ambas a la vez. Para que quede una sola raza, una que no dé problemas, sobráis vosotras, ambas, y nos quedaremos nosotras. Pero aún es peor y, con vuestra actitud, me obligáis a contarlo por horrible que sea. Los amos decían que si ésto sigue así, nos venderán a todas a una fábrica de cubitos y traerán todas las gallinas de única raza, la Leghorn.
- ¡No, no! ¡De ninguna manera! - el clamor fue unánime.
- Pues ya os podéis aplicar el cuento y tened un poco de respeto, generosidad y comprensión hacia las demás. Y con esto termina esta reunión, a la que seguro habéis venido pensando en el pica pica; pues no, no hay, no os lo habéis ganado.
Cloe marchó muy satisfecha por su liderazgo, y aún más por haber sabido capear el temporal, inventándose una falsa conversación de los amos. Esta vez, también, Muu podría estar satisfecha con ella.

Todos pensaron, y vosotros también, que aquello se había resuelto para siempre, yo soy algo más escéptico. Sabemos las limitaciones intelectuales de las gallinas y, por tanto, que las palabras largas como: respeto, generosidad y comprensión las olvidarían a no tardar mucho, mientras que otras palabras cortitas, como YO y ODIO, volverían a salir a flote tarde o temprano. ¿Será verdad?.

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