Al final de este cuento uno se
puede preguntar quién ha sido
realmente el mayor tonto aquí.
EL TONTO Y LOS LADRONES
Puede escucharse mientras
se sigue el texto en el
vídeo que figura al final
Había una vez un pueblo en cuya iglesia tenían una custodia muy antigua y valiosa de oro adornada con pedrería. Una noche alguien forzó la puerta y la robó, lo que provocó un gran revuelo en el pueblo.
El señor cura preguntó a los vecinos que si alguno había visto u oído algo sospechoso y podrían dar alguna pista para dar con el autor o autores de la fechoría, pero nadie pudo aportar ninguna pista. Sólo el tonto del pueblo manifestó saber quién la había robado, pero se negó a decirlo a no ser que lo pasearan en procesión sobre unas andas y bajo palio.
Organizada la procesión con el tonto sobre las andas y casi todo el pueblo en comitiva tras él, incluso con la Banda de Música tocando marchas procesionales.
El cura iba revestido como en una gran solemnidad y, entonando como si fuera una plegaria, le preguntó:
- ¿Quién ha robao la custodia?
Y el tonto con la misma entonación le respondía.
- Más lalante lo liré
Siguió la procesión por otra calle y al cabo del rato el cura le volvió a preguntar:
- ¿Quién ha robao la custodia?
Y el tonto volvía a responder
- Más lalante lo liré
Tras varias horas de repetirse la pregunta con idéntica respuesta, habiéndose recorrido todo el pueblo y regresado a la puerta de la iglesia se volvió a formular la misma pregunta
-¿Quién ha robao la custodia?
Y el tonto acabó respondiendo, satisfecho por el paseo y el protagonismo.
-¡Señor cura, los lalones!
Y se quedó tan ancho.
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