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miércoles, 8 de abril de 2015

Viaje al Sol

Viaje al Sol






¿Le apetece a alguien una patata asada con energía solar o una bolsa de pipas?. Este cuento es el penúltimo de "Dos docenas de cuentos frescos" y el último de tamaño "L"

Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al pie



El Capitán Intrépid estaba aburrido tras permanecer un tiempo en dique seco, y se empeñó en una nueva y arriesgada misión.
Pretendía comprobar si era posible llegar al Sol y que en su cara nocturna, ya que consideraba que tenía otra cara oscura y fría que mostraba por la noche, podían cultivarse las solanáceas. Así que preparó su nave, cargó unos sacos de patatas para siembra, unas bolsitas de semillas de berenjena y pimiento y, por tener forma de sol y una gran atracción por el astro rey, llevaba también una gran bolsa de pipas de girasol.
Izó la velas y, mano al timón, emprendió el vuelo hacia el espacio abierto. La nave comenzó a elevarse y dejar atrás el puerto. La gente se agitaba a sus pies y se veía diminuta hasta que un grupo de nubes ocultó la tierra. El viento solar, de momento, era favorable hasta entrar en órbita, así que largó todo el velamen y esperó a llegar a la altura apropiada para fijar el rumbo al Sol.
Una vez en órbita estacionaria preparó todo para navegar a barlovento, contra la dirección del viento solar que debía inflar las velas, recogió el ancla orbital y emprendió la larga travesía que le esperaba.
Fueron días aburridos en los que se dedicó a prepararlo todo para cuando se aproximaran al Sol, porque el viento sería mucho más potente y el calor abrasador.
Al pasar por las proximidades de la Luna una nave de Piratas Lunares se acercaba con intenciones de abordar su bajel, y el Capitán les largó un cañonazo de ADVERTENCIA, por lo que al estallar la bala del cañón, ametralló a los piratas con fragmentos de A, D, V, E, R, T, E, N, C, I y A, con lo que los piratas tuvieron que regresar a la Luna con las manos vacías y su nave acribillada por la metralla.
La distancia que faltaba por recorrer era enorme y el vacío del espacio helado. El Capitán puso en marcha los acumuladores de frío recogiendo todo el que podía para usarlo luego cuando estuvieran más cerca al abrasador calor solar.
Durante ese trayecto, aparte de un encuentro con una Bruja del Vacío que pasó muy veloz montada en su cometa, como las brujas de tierra lo hacen sobre sus escobas, no hubo muchas cosas que resaltar. 
En el Puente, el Libro de Bitácora y el Sextante tuvieron la siguiente conversación.
- ¿El capitán está loco o qué? –dijo el sextante - ¿a quién se le ocurre ir hacia el Sol?, nos abrasaremos.
 - No lo creo, el Capitán ha escrito en mí que piensa llegar por la noche, para atracar en la cara fría y oscura, en el lado que no se ve desde la Tierra. Así que no te preocupes que él ya sabe lo que tiene que hacer.
Ya estaban muy cerca de su destino pero tenían enfrente la cara ardiente y el calor en el puente de mando era ya casi insoportable. El Capitán puso en marcha la refrigeración con todo el frío acumulado durante el largo viaje por el vacío y, durante unos días la temperatura fue más soportable, pero las reservas de frío se iban agotando y la cara oscura del Sol no aparecía, siempre estaba enfrente la cara ardiente y comenzó a subir la temperatura hasta niveles tan alarmantes que el Capitán pensó en regresar, pero aún tenía la esperanza de poder sembrar la cara oculta con todo lo que llevaba. Revisó el saco de patatas y las bolsas de semillas y descubrió que con aquel calor se habían vuelto inútiles para la siembra.
Las patatas estaban asadas y, aunque deliciosas como pudo comprobar, no servían ya para otra cosa que para comérselas, las pipas de girasol estaban tostadas y, aunque sin sal, estaban en su punto, y las demás semillas debían haber seguido el mismo camino. Así que era inútil empeñarse en llegar a su destino y, rápidamente, tomó el timón y puso el barco en dirección a sotavento y el fuerte impulso del viento solar le envió a una enorme distancia en pocos minutos. Mientras tanto, el Capitán almacenó todo el calor del Sol que pudo para la calefacción durante el viaje por el vacío.
Sin más incidentes que resaltar, salvo una invasión de los Monos de los Meteoritos, que tuvo que dispersar a guantazos, y un nuevo intento de asalto de los Piratas de la Luna, a los que repelió nuevamente con un cañonazo de ADVERTENCIA, llegó a puerto en donde fue recibido multitudinariamente, como un héroe.
En la recepción que le concedió la Reina, le hizo obsequio de una bolsa de patatas asadas y un cucurucho de pipas que fueron muy del agrado de la soberana, que le condecoró con la medalla del Sol y las Estrellas.
Y allí quedó en el puerto, en dique seco, soñando con nuevas expediciones como: ordeñar a la Vía Láctea o pescar Piscis en Acuario.






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