PÁGINAS RECOMENDADAS

lunes, 20 de abril de 2015

Tengo una muñeca vestida de azul

Otra de aquellas canciones infantiles, y van... Ya se me van acabando, tendré que pensar en otra cosa





TENGO UNA MUÑECA VESTIDA DE AZUL



Puede escucharse mientras 

se sigue el texto en el 
vídeo que figura al pie.


Había una vez una muñeca que era tan perfecta imitación de una auténtica niña que, en ocasiones, le ocurrían cosas impropias de una muñeca y más propias de una persona de carne y hueso. Su ama la vestía con las ropas más bonitas que encontraba en las Barbie Shop, así que tenía un vestuario en donde no faltaba de nada, ni tan siquiera camisitas y canesúes.
Como le gustaban mucho las historias de los Pitufos toda la ropa que le compraba era de color azul con detalles de color blanco en zapatitos, gorros y fulares, y la muñeca estaba muy guapa con aquellas ropas. 
Eran muy felices y se pasaban horas y horas jugando; hasta que un día de primavera la sacó a pasear al parque y, a causa de las mimosas en flor a las que era alérgica, la muñeca cogió un resfriado de no te menees.
La tuvo en cama dándole tisanas y con paños húmedos en la cabeza, pero no mejoraba y tenía mucho dolor, así que la llevó al doctor. El galeno le prescribió un jarabe que debía administrarle con un tenedor, cosa muy difícil, porque todo el jarabe caía y casi no tomaba nada, salvo lo poco que podía sacar lamiendo el tenedor. En una semana comenzó a mejorar y, como no podía asistir al Cole de las Muñecas, su ama se preocupó de hacerle repasar sus lecciones y se pasaba horas con ella recitando: “dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis.........” 


TENGO UNA MUÑECA VESTIDA DE AZUL

Tenía una moña ornada de tul
que no iba vestida de sarga o de dril,
tampoco lucía refajo o mandil,
y era toda sedas de color azul.

La saqué a paseo, se me puso ful,
ahora no me toma suflé ni pilpil,
la temperatura se le pone a mil
y se encuentra en cama mal, mel, mil, mol, mul.

Que le dé jarabe con un tenedor
`prescribe el galeno en su consultorio
¡menuda lumbrera el señor doctor!

Prosigue el buen hombre con su repertorio,
que ahora le dé leche con un colador,
pero no mejora, eso es bien notorio.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se admiten comentarios incluso anónimamente. Lo único es que no se publicarán hasta su filtrado para evitar cosas indeseables para todos.