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miércoles, 15 de abril de 2015

Rumpelstiltskin



Nuevo "trascuento" sobre "El Enano Saltarín" de los Hermanos Grimm. La verdad es que los hechos que se narran aquí son previos a ese cuento tan conocido, pero ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?
RUMPELSTILTSKIN


Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al pie





Había una vez un puñetero enano, y no es que yo tenga nada contra los enanos, no soy racista y los hay muy majos; pero este enano era muy feo, y no es que yo tenga algo en contra de los feos, porque los hay que en su interior son muy buenas personas. Lo malo de aquel enano feo es que era muy gamberro y siempre andaba haciendo trastadas, algunas de muy mal gusto.
De entre todas sus gamberradas, en algunas acabó saliéndole el tiro por la culata; pero otras eran tan pesadas que se había ganado, merecidamente, la animadversión de todos los habitantes del bosque, mágicos o no mágicos.
Uno de sus mayores fracasos, que le hizo volverse aún más agresivo, fue cuando a un pastor le estropeó la leche de sus ovejas al echarle al cántaro unas flores de cardo, que la hicieron cuajarse. Pero el pastor supo sacar provecho de la situación y descubrió el queso, cosa que a Rumpel (para abreviar su nombre completo que era Rumpelstiltskin) le sentó muy mal, y aún más cuando probó el queso y le supo muy bien.
Otra ocasión en que le salió rana la broma fue cuando al carnicero le echó a perder los mejores bistecs dejándolos totalmente triturados en la máquina picadora, aunque el carnicero se las ingenió para sacar provecho a aquella carne picada y descubrió la hamburguesa.
Pero lo normal es que sus bromas fueran muy pesadas y carentes de secuelas positivas.
A las ninfas y náyades, les enturbiaba el agua de fuentes, arroyos y ríos, cosa que les molestaba mucho. Rumpel procuraba no bañarse en sus aguas y permanecer fuera de su alcance, porque eran muy peligrosas y vengativas pero, como no le podían perseguir fuera del agua, estaba muy tranquilo y seguía contaminando sus límpidas aguas.
Al ogro le ató entre sí los cordones de sus botas de siete leguas mientras dormía y, cuando quiso salir corriendo, se dio un buen batacazo cayendo cuan largo era. Desde entonces, el ogro procuraba quitarse las botas cuando se echaba a dormir, lo que aprovechó Pulgarcito para robárselas, y eso hizo que aún se irritara más, pero no sólo con Pulgarcito, sino con Rumpel.
La Bruja Un Diente le debía a Rumpel, más que a los años, la falta del resto de su dentadura, porque un día le serró el palo de la escoba, pero sin llegar a cortarlo del todo y, cuando salió volando, se le acabó de romper y se dio de bruces con una roca.
Así andaba Rumpel; molestando a todo bicho viviente: echándole pimienta en la trompa de Dumbo, escondiendo la varita de Hada Madrina de Cenicienta, robándole las judías mágicas al gigante Fi Fai Fo Fum, que luego se encontró Juanito de las Habichuelas… etc.
Hasta que un día tuvo la mala ocurrencia de gastarle una de sus bromas a un mago llamado Artifax; un malvado y poderoso mago, tan malvado y poderoso que ni tú ni yo tenemos nada que hacer al respecto.
Se atrevió a esconderle el cayado. De la casita del mago, cuando se dio cuenta de la desaparición. brotaron rayos, humos y sonidos espantosos
Así estuvo días buscando por todas partes, haciendo conjuros de localización y lanzando maldiciones a diestro y siniestro, más siniestro que diestro, porque aquello era terrorífico. Finalmente encontró su báculo en lo más hondo del pozo, lo sacó y, aquel cayado no se estuvo callado, habló por los codos, es decir por los nudos, y le contó quién había sido el culpable a su dueño Artifax, aquel malvado y poderoso mago, tan malvado y poderoso que ni tú ni yo tenemos nada que hacer al respecto.
Artifax le echó una maldición a Rumpel, diciendo:
- Si para ti las bromas son tan divertidas, te voy a dar diversión para rato; vas a saltar y saltar indefinidamente, sin poder parar, hasta que tengas un recién nacido de sangre real, en cuyo momento quedarás libre de este hechizo.
Y a continuación:
- Abracadabra majalandruki y mucho cuenticuqui.
Rumpel rompió a saltar espontáneamente y no paraba, salvo unas pocas horas para dormir, lo que demuestra que Artifax no era tan malvado, aunque sí poderoso, pero ni tú ni yo tenemos nada que hacer al respecto.
A partir de entonces buscó y buscó hasta la desesperación a una princesa que quisiera casarse con él. Pasaron muchos años, su nombre acabó olvidándose y sólo se le conocía como El Enano Saltarín.
Su búsqueda fue infructuosa, porque todas las princesas le rechazaban; aunque no por ser enano, porque las princesas no eran racistas, ni tampoco por ser feo, porque algunas de ellas no eran una belleza precisamente. El rechazo era porque:
¿Quién querría casarse con alguien que no paraba de saltar como una rana todo el santo día y, lo que es peor, que se quedaba inmóvil como una estatua por las noches en la cama?
Hasta que un día tuvo la suerte de tropezarse con la hija de un molinero, de la que su padre presumía que era capaz de hilar paja y convertirla en oro. Pero eso ya es otra historia que todos ya sabemos.




Este trascuento habla de la historia de EL ENANO SALTARÍN que ya conocemos, pero de tiempo antes de ser conocido por ese cuento clásico, también hace referencia a otros cuentos como: Pulgarcito y La Gallina de los Huevos de Oro y otros. Así como a otras aventuras publicadas aquí en "Relatos de Hénder" y a su malvado y poderoso mago.

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