PÁGINAS RECOMENDADAS

lunes, 30 de marzo de 2015

El pastor y su flauta






Otro "trascuento" en el que un pastor encuentra una flauta especial. Se mezcla con otras historias (el lobo feroz, la lechera, la camisa del hombre feliz y.... ) en las que la flauta tiene un raro protagonismo.
(Una flauta que tiene algo que ver con el trascuento EL RETO)

Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al pie

EL PASTOR Y SU FLAUTA

Érase que se era una vez un joven alto y flaco, con una pluma en el sombrero y una flauta bajo el brazo, llamado Ángelo. 
Ángelo era de profesión pastor, un trabajo duro por las inclemencias del tiempo; la lluvia, el frío y la nieve en invierno y los rigores del sol en verano, pero no demasiado cansado.
Pasaba horas recostado en el tronco de un árbol, improvisando melodías con una rústica flauta que se había construido él mismo con una caña.
- Cuando escuchan música – decía – dan mucha más leche y mejor
Un día, en que llevaba su rebaño a otros pastos, pasó por un pueblo arrasado en una de las batallas tan frecuentes en aquellos tiempos y encontró entre unos escombros una flauta de madera, despintada y cubierta de barro. Limpió la flauta y, recostado en el tronco de una encina mientras vigilaba sus ovejas, comenzó a tocar para probarla.
Para su sorpresa, las ovejas dejaron de comer y escuchaban embelesadas la dulce música de la flauta. Acudieron también todas las aves de los alrededores y, acallando sus gorjeos, se posaron en las ramas de aquella encina y lo mismo hicieron los conejos y tejones, entre otros muchos animalillos que se acercaron al pie del tronco para escuchar.
- Esto no puede ser, si sigo tocando las ovejas no comen y no habrá leche. Tengo que dejar de tocar o encontrar algo que las anime.
Y comenzó a probar nuevas melodías en nuevas tonalidades, parecía como si la flauta por si misma enhebrara en el hilo de la melodía: los sentimientos, las alegrías, las inquietudes,… Así se estuvo horas comprobando los efectos que aquella música causaba en su rebaño y en el entorno.
Finalmente, con una suave canción en Sol Mayor, las ovejas comenzaron a comer con apetito redoblado y se incrementó notablemente la producción de leche.
Allí se estaba un día, bajo una higuera, ensayando melodías y tonalidades, cuando vio llegar a lo lejos un lobo con intenciones de atacar al rebaño.
Ángelo comenzó a tocar con brío un tema espantoso en Mi bemol menor y el lobo, asustado, se pegó cuanto pudo al suelo intentando pasar desapercibido y escapar de aquella horrible música que le atormentaba. Cuando logró escapar de allí, tenía pánico a las ovejas aunque, como muchos sabemos, sustituyó su vieja afición hacia el ganado lanar por una extraña obsesión por los cerditos, que desde entonces se convirtieron en su único objetivo.
Nuestro amigo pensó
- Pues si esto funciona con un lobo, si es verdad lo que siempre se ha dicho de que la música amansa a las fieras, me gustaría saber qué efecto produce en las personas. Debería salir por esos caminos a recorrer mundo y ver lo que soy capaz de hacer con mi flauta.
Y, dejando el rebaño a cargo de otro pastor, se echó por esos mundos de Dios en busca de aventuras.
El primer pueblo al que llegó estaba en fiestas; aquel desconocido, aquel muchacho alto y flaco, con una pluma en el sombrero y una flauta bajo el brazo, se plantó en una esquina de la Plaza Mayor, dejó su sombrero boca arriba en el suelo y comenzó una alegre melodía en tono de La Mayor. 
Inmediatamente, toda la gente que andaba por allí, comprando mermelada, peladillas, miel, arrope y otras golosinas en los tenderetes de los feriantes, se pusieron a bailar, la alegría se contagió también a todos los que vivían cerca y pudieron escuchar la música, todos acudieron y se pusieron a bailar.
Cuando todo terminó, los vecinos se acercaron al sombrero y lo llenaron de monedas, de modo que al final de la jornada había juntado un buen pico, pudo cenar en la Posada y dormir a gusto en una cama mullida.
En el siguiente pueblo al que llegó no había fiesta, pero se situó en una esquina de la Plaza Mayor, colocó su sombrero en el suelo y se puso a tocar. Esta vez la melodía que tocaba era en La menor y sonaba lastimera y tierna, todos los que pasaban por allí sentían una gran congoja y una gran piedad por el pobre músico, así que iban pasando y echaban monedas en el sombrero y al marchar se sentían muy bien por haber hecho una buena obra.
Así siguió viajando hacia el Norte, tocando en cada pueblo y, según el ambiente que encontraba, tocaba una melodía u otra.
En uno de esos días, de camino de un pueblo hacia otro, se encontró a una muchacha, casi una niña, llorando al borde del camino. A sus pies había un cántaro de leche volcado y la leche que aún caía se filtraba lentamente en el suelo.
Ángelo sintió pena y se puso a tocar una de sus melodías favoritas en Fa sostenido Mayor, que hablaba a los sentidos de alivio, superación de obstáculos y triunfo sobre la adversidad. En el acto la niña dejó de llorar, una nueva paz del espíritu se comenzaba a traslucir en sus ojos. Con espíritu resuelto se cargó a la cabeza el cántaro y, dándole las gracias, se marchó decidida y dispuesta a no dejarse vencer por el desánimo. Ya no le importaba haberse caído con el cántaro y, con él, todos sus sueños e ilusiones, lo que importaba es haberse levantado. 
Ya se había alejado mucho de su tierra y, aunque dinero no le faltaba, seguía recorriendo los caminos a la búsqueda de experiencias que le permitieran conocer mejor la condición humana y de qué modo ayudarles en sus dificultades.
A lo lejos se divisaban las torres de un castillo y pensó
- Allí puede que encuentre gentes con problemas a los que ayudar, tristes a los que alegrar y alegres a los que hacer bailar.
Y así, aquel muchacho alto y flaco, con una pluma en el sombrero y una flauta bajo el brazo, se encaminó a las grandes puertas del castillo y entró.
Por el semblante de todos aquellos con los que se cruzaba, intuyó que allí debía pasar algo grave y preguntó.
- Dígame ¿Qué pasa aquí que veo a todos tan cariacontecidos?
- Es que nuestro Rey está ya en las últimas, es un Rey muy querido por todos, un buen Rey, pero enfermó de una extraña dolencia del espíritu y ningún médico ha sabido sanarlo, ni tan siquiera se le pudo traer un remedio que parecía la última esperanza.
- ¿Y qué remedio era ese?, a lo mejor yo puedo ayudar, he corrido mucho mundo y podría encontrarlo
- Se trataba de que se pusiera la camisa de un hombre feliz, pero no fue posible conseguir una
- Pues yo creo que soy feliz con lo que hago, pero nunca he usado camisa. ¿podría intentar hacer algo por él?
- Puedes intentarlo, total ya todo está perdido y un intento infructuoso más no sería una novedad.
Ángelo se encaminó a los aposentos en que el Rey, carente de ánimos ni siquiera para alimentarse, agonizaba. Preparó su flauta y se puso a tocar una solemne marcha en Re Mayor.
El Rey al escuchar aquellas notas, salió de su estado de postración; toda la pena que sentía por si mismo, toda la tristeza sin objeto, todo sentimiento de ruina le fue abandonando y se despertaron en él los ecos de las gestas históricas de su pueblo, la grandeza de sus antepasados y comenzó a valorar positivamente todo cuanto de bueno había hecho por sus súbditos(1). Con grandes muestras de agradecimiento por parte del Rey, que le quiso cubrir de riquezas y que se quedara allí, cosas que él rechazó, y entre los vítores del pueblo y de la corte, Ángelo partió en pos de nuevas aventuras.
Así siguió por los caminos, haciendo el bien, ayudando a unos y alegrando a todos con la música de su flauta, hasta que un día llegó a un cruce de caminos y dudó sobre por cuál de los dos seguir.
Al final optó por seguir el de la derecha, que tenía una señal indicando “HAMELIN  3 leguas”
Pero seguro que lo que sigue ya os lo habrá contado antes algún bocazas.



Lo que sucedió tras tomar aquel camino ya lo sabemos, por
pero lo que aconteció a continuación lo sabremos en:
 LOS NIÑOS PERDIDOS DE HAMELÍN
También podemos saber qué pasó en Hamelín y alrededores tiempo después en: 
DISTURBIOS EN HAMELÍN
(1) En fin que quedó curado de aquello que hoy en día llamaríamos depresión y con un tratamiento tan sencillo al que hoy llamaríamos musicoterapia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se admiten comentarios incluso anónimamente. Lo único es que no se publicarán hasta su filtrado para evitar cosas indeseables para todos.