GATSBY
BOOTS
Puede escucharse mientras
se sigue el texto en el
vídeo que figura al final
Una fresca noche agosteña, a la tenue luz del
creciente y sobre el tejadillo de un cobertizo, encontramos a Félix rodeado de
su última camada explicándoles, como solía hacer cada vez con los jóvenes, la historia de la familia.
Félix Combotas estaba ya en su séptima edad, veía
próximo su viaje al paraíso de los gatos y quería mantener viva la memoria de
la familia Combotas, una historia que se había ido transmitiendo de generación
en generación... y les decía así.
-Esta
noche, mientras no nos interrumpa el zapatazo de algún vecino insomne, os voy a
relatar algo que nunca os había contado y que no se encuentra en ese libro de
historia de la familia que los humanos titulan “El Gato con Botas”.
Os voy
a desvelar algo muy importante referido a mi trastatarabuelo, del que vosotros
sois sus bichoznos. Ese antepasado nuestro, el más famoso de la familia, el que
nos hizo entrar en la historia, se llamaba Gatsby Boots – de los Boots de
Aberdeen – y en sus tiempos de mayor popularidad le llamaron “El Gran Gatsby” y
“Cat in Boots”; pero a causa de una horrible traducción vino a ser llamado,
como consta en ese libro de historia que os he dicho, “El Gato con Botas”. De
aquí viene nuestro honorable apellido, y de él viene el compromiso que alguno
de sus descendientes debe afrontar para dar paz a su espíritu, reparando el mal
que hizo en vida.
Para
que lo entendáis, tenemos que remontarnos a aquellos tiempos en que los gatos
se comunicaban con los humanos; a los que, además de considerarlos como sus
amos, les debían obediencia y sumisión. ¿Queréis que os lo cuente?
-Si,
si, cuéntanos – gritaron todos los gatitos a un tiempo.
En aquel momento sonó un grito desde una de las
ventanas del edificio de enfrente.
-¡Maldita
sea!, ¿Es que no va a poder dormir uno tranquilo?, ¿Voy a tener que cerrar la
ventana y pasar calor? ¡Fuera de aquí gatos! ¡Ya estoy harto!
Y un zapato
pasó rozándoles las orejas; la desbandada fue general y aquella noche el vecino
pudo acabar de dormir en paz.
A la noche siguiente, noche oscura cerrada porque
estaba nublado, se encontraban de nuevo reunidos sobre el tejado y Félix
reanudó la charla de esta manera:
-Espero
que esta noche no nos moleste el vecino; y si se desvela, por lo menos, no nos
podrá acertar de lo oscuro que está. Seguiremos donde nos quedamos anoche.
Tras
la historia que todo el mundo conoce; el hijo del molinero, convertido por obra
de nuestro antepasado en el Marqués de
Carabás, se casó con la princesa y se fueron a vivir a Palacio. Pero Gatsby
desentonaba en aquel ambiente tan refinado y mucho más cuando, por
fallecimiento del rey, la princesa heredó el reino y el Marqués pasó a ocupar
el trono a su lado.
Nuestro
antepasado pasó sus últimas vidas olvidado y marginado y, ante tamaña
ingratitud, a partir de entonces aquel entendimiento que existía entre gatos y
humanos desapareció y los gatos dejamos de sentirnos obligados y sumisos a los
amos, es más, a partir de aquellos tiempos los gatos dejamos de ser propiedad
de los humanos, de hablar con ellos y nos convertimos en los dueños absolutos
de la casa y sus habitantes, que debían estar a nuestro servicio, cepillarnos,
acariciarnos, darnos de comer, ponernos arena y limpiar nuestros desechos.
Pero,
anteriormente, mientras nuestro antepasado le debía obediencia al hijo del
molinero hizo, como sabéis, todo para sacarlo de la miseria y encumbrarlo en lo
más alto de la aristocracia; para ello tuvo que conseguirle tierras, castillos
y riquezas y la única manera era despojar de ello a quien era propietario en
ese momento, pero Gatsby como se debía en cuerpo y alma a su amo no reparó en
la deshonestidad de los medios empleados para conseguirlo.
Las
propiedades en cuestión eran de un ogro que vivía en el castillo, y mi
trastatarabuelo se las ingenió con malas artes para dejarlo sin nada.
Primero
comenzó cazando como furtivo en las tierras del ogro para obsequiar con
liebres, conejos, perdices y otras piezas al rey, haciendo ver que pertenecían
a los cotos de caza del Marqués de Carabás.
Perrault
en su libro relata que después amenazó a los campesinos con hacerlos picadillo
si no decían que aquellos campos eran del Marqués. Los campesinos, que no
tenían ninguna queja del ogro puesto que los trataba bien, obedecieron a Gatsby por miedo y afirmaron lo que él les
ordenó; pero lo que en la versión de Perrault es inexacto es que devorara al
ogro convertido en ratón. Ni siquiera se le pasó por las mientes.
La
verdad es que se agenció unas botellas de vino y, acercándose al castillo se
las regaló al ogro con toda clase de zalamerías, ronroneos y adulaciones y le
incitó a jugar al póker, juego en el que Gatsby era muy ducho. El ogro bajo el
efecto del vino y de las trampas que le hizo nuestro antepasado, que marcaba
imperceptiblemente las cartas con la uña, perdió todas sus posesiones y hubo de
marchar muy lejos de aquel reino.
Todo
esto; la caza furtiva, el engaño, las amenazas a los campesinos y las trampas
en el juego, amargaron sus últimas vidas.
Cuando
constató el mal que había hecho y la ingratitud de su amo, aunque algo le
consolaba el hecho de no haber devorado al ogro, como torcidamente se decía de
él, se juró encontrarlo y tratar de resarcirle del daño que le había hecho,
pero no le fue posible y murió con esa pena. Desde entonces, guardamos como una
reliquia las botas que calzó para que las use el que ha de salir al encuentro
del ogro. Todos los descendientes estamos comprometidos en la tarea de hacer lo
que él no pudo, y cualquiera puede calzar esas botas, además espero que sea uno
de vosotros el afortunado, porque ahora creo que estamos más cerca que nunca.
Pero
la continuación de la historia la vamos a dejar para mañana, que ya es muy tarde
y los gatos también dormimos por la noche; tarde, pero dormimos.
Cada cual se retiró por su gatera y durmieron un
tanto inquietos; todos soñaron con su antepasado, con el ogro y con el Marqués
de Carabás que, en sus sueños, curiosamente tenía un rostro tan horrible que
daba miedo, el rostro de la ingratitud.
Ya antes del anochecer estaban todos esperando en
el tejado a que llegara Félix y siguiera con el relato, mientras hacían
conjeturas de dónde podría estar el ogro y quién de ellos lo encontraría y, si
lo llegaban a encontrar ¿Cómo podrían compensarle?
Así se estuvieron horas hasta que se hizo de noche
y Félix no llegaba, estaban impacientes pero acabó llegando, con aspecto
extenuado y rostro macilento, pero allí estaba.
-Os he
hecho esperar. Uno ya no está en la cuarta ni en la quinta vida y cada vez me
cuesta más caminar y mucho más trepar a los tejados.
Os
dije ayer que ahora estamos más cerca que nunca de encontrar al ogro, y es
verdad. Hace días me encontré con un asno, un poco pata pero, como habla tanto
que no hay quien le calle, me enteré de que había un ogro viviendo en una
ciénaga perdida al norte del reino y que acababa de rescatar a una princesa
ogresa del reino Muy Muy Lejano. La verdad es que el asno presumía de haberla rescatado él, aunque eso yo nunca me lo acabé
de creer.
Así
que la situación es esta, tenemos localizado a un ogro que, si no es el que
conoció Gatsby, probablemente es hijo o nieto de él, por lo tanto uno de
vosotros va a tener pronto una importante misión en la vida; encontrarlo y
ayudarlo en lo que sea y, ya que no podemos restituirle sus propiedades ni
resarcirle por los daños morales, al menos le podemos ofrecer lo más raro y
valioso en nosotros los gatos que es la fidelidad y la sumisión, poniéndonos a
su disposición para lo que desee como si fuera nuestro amo.
Creo
que con eso daremos satisfacción a nuestro antepasado y podrá reposar tranquilo
en el paraíso felino.
Ahora
lo más difícil será decidir quién de vosotros emprenderá esta misión y se
calzará las botas de Gatsby, porque yo sólo espero reposar pronto al lado de
nuestros antepasados y no podré ver como acaba todo. Como los peligros que
acechan en esos caminos son muchos, le tocará a aquél que demuestre ser el más
hábil en la esgrima y para ello vamos a organizar un torneo, aunque eso es
posible que yo tampoco lo vea. ¡Ánimo y adelante! Que la historia espera a uno
de vosotros y seguro acabará siendo tan famoso y admirado como mi recordado
trastatarabuelo.
Todos se dispersaron, cada cual se buscó
probablemente un rincón discreto para hacer sus ejercicios de sable y florete,
pero eso es otra historia que, a buen seguro, dará mucho que hablar en el
futuro en todo el mundo.
Este trascuento narra lo que pasó con la descendencia de
y también tiene algo que ver con las aventuras de un ogro llamado SHREK
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